Querida Caja: aquí hay más gente!

Hola Caja, he vuelto (Oye, no me mires con esa cara, que te dije que iba a hacerlo… Es que anoche no pude, pero se me quedó bailando un idea en la cabeza, y ahí va)

Hola: soy Géminis.

«Pues muy bien» diréis vosotros, y pensaréis «y yo de Asturias… y?» Y claro, visto así, pues tenéis razón. Pero no. Lo que yo quiero decir, aunque no crea mucho en el mundo de los horóscopos, es que «yo» somos dos. Me quedo a un paso de la Santísima Trinidad, pero tampoco hay sitio físico para albergar más rubias. Y no me gustan las palomas, y tampoco llevo una vida ejemplar y…  Y empiezo a dispersar y no me quiero extender porque es domingo, y los domingos son para ir a por churros y leer el periódico (aunque si fuera la Santísima Trinidad debería ir a misa… Ay, madre que se me va la pinza. Rubia, ya!)

Me centro. Lo que os intento explicar es que dentro de este cuerpo seductor y nacido para el pecado, hay dos mujeres complementarias, que se turnan para existir : una niña tímida, dulce y sensible, que es capaz de llorar por muchas cosas, a la que emociona el simple hecho de vivir y que vive en soñando con utopías, porque cree en el ser humano (supongo que esto tendrá que ver con tener la luna en Cáncer. O no. Porque sí, queridos míos, me hice una carta astral, que sospechosamente, me define bastante bien, aún sin seguir creyendo yo en esas cosas, por lo que me da a mi que el amigo astrólogo era más bien, un gran psicólogo. Fíjate tú lo que te digo. Porque ya me contarás cómo va a influir un trozo de piedra inerte, que está donde el viento da la vuelta, en tu forma de ser.  No. Imposible… Y ya me he ido otra vez. Rubia, coño, vuelve!)

Que hablaba yo de la niña que llevo dentro (y no, no estoy embarazada) Pues eso. Que esa niña sufría mucho, como mucha gente, y ya se que eso no me hace especial, ni lo pretendo. Pero los hay que se lían a tiros (o se hacen políticos, que es parecido) para resolver la frustración que les genera el sufrimiento, y yo, como estoy a un paso del psiquiátrico (y soy Géminis) decidí que tenía que crear a mi propio escudo humano, mi Terminator (dos) particular. Y llegó la guerrera malota, que reparte cera a diestro y siniestro, y arriba y abajo, sin piedad  (y que por supuesto, es terriblemente sexy, eso no se duda… Bueno, qué coño, yo soy terriblemente sexy siempre)

Así que aquí las tengo a las dos, conviviendo en armonía. Son casi pareja de hecho, y se quieren. La niña da a la guerrera la dulzura y la sonrisa que ésta necesita, y la guerrera la protege y le infunde valor. La niña puede permitirse el lujo de no madurar y de ver el mundo con ojos asombrados, mientras que la guerrera ya lleva alguna cicatriz, y mucha vida y pelea sobre los hombros. Pero ambas forman un buen equipo. Y piensan igual, aunque cada una lo manifieste de una forma diferente. Digamos que mi desdoblamiento de personalidad está muy equilibrado. Es un desdoblamiento de personalidad «cuqui, tope de gama».

Solo una cosa más, antes de que os vayáis a por los churros (o a Misa, o a cortar el césped. Aunque ya os digo que, hay que ser muy mala persona para cortar el césped un domingo a las 8:28 de la mañana) Todo esto viene al hilo de esas personas íntegras y serías, inflexibles y mentalmente sanas, siempre en posesión de la verdad y con una vida lineal, plana, que no saben por dónde canalizar la frustración que ser un trozo de carne les provoca, y que suelen arremeter contra la niña que llevo dentro (y que muchos llevamos dentro, porque cada día descubro más gente como yo, y me gusta saber que algún día habrá un ejercito de locos que dominaremos el universo) A esas personas, decirles que abusar de niños dulces y soñadores es una cosa muy fea, y que la guerrera, nunca, nunca baja la guardia. Es un aviso cariñoso.

Hala, a desayunar!